La guerra sucia de Argentina
¿Qué fue la guerra sucia de Argentina?

La guerra sucia fue una época en la historia moderna de Argentina que duro por 1976-1983.
En el 24 de marzo 1976, los fuerzos militares, dirigidos por Jorge Rafael Videla, invadieron el palacio presidencial, la Casa Rosada, en el capital de Buenos Aires, y depusieron la Presidente Isabel Perón. Instituyeron un gobierno militar dirigido por Videla, que reino hasta 1981. Fue sucedido por varios militares en los siguiente dos años, los más notables entre ellos siendo Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Galtieri, y Reynaldo Bignone.
Se distingue la guerra sucia por su crueldad y represión que venía por la parte del gobierno militar que reinó durante esta época; fuentes oficiales reportan que había unos 30.000 personas que fueron desaparecidos por el gobierno durante estos siete años.
Inicialmente, el gobierno buscó justificar las prácticas represivas con decir que tal campaña fue dirigida a influencias comunistas en Argentina, pero gradualmente se expandió a acosar la etiqueta bien general de “subversivos.” Tal cambio sirvió para hacer que las desapariciones volvieron más al azares.
Uno de los grupos más importantes que desafió el gobierno militar durante guerra sucia fue las Madres de Plaza de Mayo. Las Madres fueron un grupo de manifestantes que demandaron justicia para sus hijos desaparecidos; fueron bien reconocidas por sus tácticas no violentas y su uso de la imagenería de pañuelos blancos.
La resistencia no violenta de las Madres, y el entendimiento nacional de ellas como madres en luto antes que oponentes de la dictadura militar, sirvió a cambiar la percepción nacional de los desaparecidos; menos y menos fueron entendidos como radicales que presentaban un peligro existencial al país, y más y más fueron percibidos como victimas de un regimen represiva con familias destruidas.
Después de la guerra sucia

La transición hacia la democracia empezó lentamente durante la presidencia de Reynaldo Bignone, el último presidente asociado con la época militar; el proceso de exhumación de los cuerpos de los desaparecidos empezó en 1982.
Sin embargo, la guerra sucia en sí se acabó oficialmente en 1983 con la ascensión de Raúl Alfonsín a la presidencia; su llegada marcó la transición a la democracia para Argentina en la historia contemporánea del país. En los primeros días de su presidencia, Alfonsín estableció la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), cuya meta fue investigar la historia de las desapariciones durante los años de la junta militar para establecer un caso contra este gobierno. La CONADEP publicó su reporte final del siguiente año, en 1984, ofreciendo al público argentino un fuente comprensiva de la historia de la represión de la junta y la corrupción allí dentro por la primera vez.
El próximo año, en 1985, empezó el Juicio de las Juntas, que duró entre Abril y Diciembre de ese año. Dos militares de alto rango recibieron un veredicto de cadena perpetúa, entre ellos Videla y Emilio Eduardo Massera, un oficial Naval. Tres militares – Viola, Orlando Ramón Agosti, y Armando Lambruschini – recibieron entre cuatro y diecisiete años en presa. Los cuatro restantes oficiales que fueron juzgados – Galtieri, Omar Graffigna, Jorge Anaya, y Basilio Lami Dozo – fueron absueltos.